Una tierra defendida a “capa y espada” por alianzas de aguerridos indígenas desde la famosa “Guerra del Mixtion”, iniciada por allá en la ahora conocida con el nombre de Sierra de Morones y por si fuera poco, a ésta le siguieron otras batallas para evitar el sometimiento español; muchos años fueron necesarios para que finalmente los invasores pudieran asentarse en estas codiciadas tierras. La historia nos muestra que descendemos de nativos casi “salvajes” a decir de los españoles, pero que nunca titubearon en defender sus tierras y sus creencias. Que si bien aún con el inevitable mestizaje, para nosotros ciudadanos nativos o habitantes de estas tierras tenemos la responsabilidad de “defender” con esa misma determinación y entrega el gran legado llamado patrimonio, que sin duda se ha ido transformando e incrementando al paso de los años.

Aunque, también debemos tener claro, que la historia no es solo la que puede leerse en un libro bajo el criterio de quien lo escribe, o a través de signos o jeroglíficos; sino aquella que puede leerse en cada costumbre, tradición o pensamiento expresado en una palabra, acción, etc.; la que queda grabada en cada “piedra”, obra o tatuada en el contexto o que se puede apreciar en cada modificación realizada por el ser humano o la naturaleza misma. Es todo aquello que nos dice lo que fuimos y que va describiendo minuciosamente nuestra evolución al paso del tiempo.

De manera textual la definición de patrimonio (material o inmaterial) es: «En un sentido amplio podemos caracterizar el patrimonio como un conjunto de bienes heredados del pasado que encierra valores de naturaleza muy diversa: histórica, arqueológica, artística, identitaria, etc.» (1). Y si hablamos específicamente del patrimonio edificado, podemos decir, que a lo largo de la historia nos habla de logros, de éxitos comunales y de sociedades, de auge, de momentos que se quedan para las generaciones y que en un futuro se sentirán orgullosos de sus antepasados, de imitar lo loable, de generar éxitos que igualen o superen a los pasados y que dieron forma a una identidad, que por ahora se encuentra vacía.

Las ciudades en general, buscan precisamente esa identidad y promueven sus valores tangibles e intangibles, promueven su arquitectura por considerarla única y la major; compiten entre sí mostrandola al mundo. Y bajo este contexto, desafortunadamente, Tlaltenango por años ha dejado olvidados sus recuerdos, ha quedado en un letargo y desinterés al dejar en total descuido y abandono todo ese patrimonio; hemos permitido y algunas otras veces hemos sido participes de la destrucción parcial o total de esas“piedras” llamadas edificaciones y elementos arquitectónicos. Es de suma importancia y urgente rescatar ese patrimonio para evitar su constante deterioro y depredación, de tal manera que nos permita apreciarlo y mostrarlo a las generaciones venideras.

Y si!, Parte de esa responsabilidad heredada, es dar a conocer nuestra historia, su arte, cultura, su arquitectura; teniendo en todo momento muy claro, que ese rescate, no se trata solo de muros, adobes o techos viejos, empolvados o inservibles; se trata además de rescatar nuestros orígenes, nuestra identidad; se trata de mostrar respeto a un pasado glorioso, respeto a una sociedad que es la nuestra. Es darle a nuestra sociedad la cultura del conocimiento y del aprecio a través de visitar y vivir los espacios y sus edificaciones, concederle la grandeza y el honor intrínsecos en cada uno de ellos y que obviamente poseen. (2).

Tlaltenango cuenta con bastantes sitios que pueden considerarse con valor histórico y con prioridad para la intervención, rescate y salvaguarda, en este texto iniciaré mencionando los que se encuentran dentro de la zona urbana, como lo son:

  • A. PUENTE DE LA VIRGEN
  • B. EX CAPILLA DE SAN DIEGO (SOLO FACHADA)
  • C. PRESIDENCIA MUNICIPAL
  • D. PARIAN PORFIRIO DIAZ
  • E. MAUSOLEO DE LA FAMILIA ORTEGA
  • F. JARDIN PRINCIPAL
  • G. PARROQUIA DE NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE
  • H. CAPILLA DE LA VERA CRUZ

Queda fuera el ex Colegio Cultura y Restauración ya que, en años recientes fue intervenido y convertido en el ahora Instituto Municipal de cultura.

 

Mi gran interés como ciudadana, arquitecta y apasionada estudiante de la restauración del arte, es no solo promover dichos rescates, mi gran interés, es además, que cada una de esas edificaciones y elementos arquitectónicos, que conforman nuestro patrimonio edificado, sea debidamente intervenido en total respeto a la normativa y bajo criterios de acuerdo a los lineamientos y al orden al que correspondan (INAH o INBA). Exhorto a los ciudadanos y profesionistas a convertirnos en guardianes y defensores de lo nuestro, para evitar atrocidades como las que se pueden observar no solo en nuestro pueblo, sino también en los pueblos vecinos. Exhorto a TODOS a convertirnos en personas sensibles y respetuosas de nuestra historia, de tal manera que podamos comprender que cada material y su uso tienen una época y un sentido; que lo feo o bonito es solo una percepción efímera y personal y el rescate de “lo nuestro” va en apego a una verdad no a la mentira o suposición; los exhorto a participar y a exigir a nuestras autoridades el rescate, pero no con cualquiera, por que no cualquiera puede intervenir “nuestra casa” sino solo aquel que nos demuestre que tiene pleno conocimiento, y/o experiencia pero además y sobre todo, amor y respeto a nuestra historia.

https://es.wikipedia.org/wiki/Tlaltenango_de_Sánchez_Románfragmentos de la información tomada del documento del arq. Díaz Montes